
Siempre en los medios se tuvo como concepto de Mirtha, el de una vieja chota que le tenía los huevos al plato al marido y cultivaba el odio y resentimiento de su hija Marcela. Sin embargo su imagen cambió éstos últimos años, ahora se trata de una diva de gran trayectoria que hace comentarios elocuentes y se la nota comprometida con las cuestiones políticas y sociales del país.
Lo único rescatable de su programa es la diferencia de clases que se acentúan al tener un séquito de mucamas a su servicio con toneladas de Spray en el pelo; y que por lo menos una vez al año se lo puede ver a Ricky Maravilla cayéndose en el estudio o actuar al grupo que llena de prestigio a nuetro barrio de Ramos Mejía "Los Sultanes".
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