Podemos decir que el Indio Solari, es de esos tipos que resaltan los buenos valores de la gente, los que nos recuerdan que no todo esta perdido. Los tipos que te alcanzan con el auto cada vez que pueden, que juntan la ropa vieja o sin uso en bolsas, para darle a la gente que pasa pidiendo por las casas, los que le juntan cañas del fondo para armarle barriletes a los chicos del barrio, juntan limones o damascos que sobran de las plantas del jardín para darle a los pirujas que andan en la calle. Es gratificante saber que existe alguien que sigue haciendo culto a la amistad, y conserva la costumbre de juntar a la vieja barra de amigos de toda la vida, invitarlos a comer ravioles con estofado un sábado al mediodía, sacar un par de caballetes al patio, desentornar una puerta para ponerla encima, y comer bajo la sombra de la parra. Para el indio no hay nada mejor que una tarde con amigos, cortar un cantimpalo o una morcilla de cerdo helada en rodajitas, e ir picando mientras se cocina la salsa. Así el clima se hace ameno, entre charlas, el canto de los loros y las cotorras, poner un disco de José Sarralde tal vez, ahí es el mejor momento para descorchar un buen vinito, llenar el Pingüino con hielo y refrescarse la boca. Díganme si hay cosas mejores que esas en el mundo.
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