viernes, 4 de enero de 2008

Los ambientalistas buscan ponerle fin a las Pasteras.


El tema de las papeleras parece una historia de nunca acabar, y no les hablo de los problemas tratados por “Boston Medicine”, sino hago total referencia a la falta de diálogo y decisión por parte de dos inmaduras naciones que no saben afrontar las disidencias que se mantienen instaladas desde el momento que los orientales dieron el visto bueno al trabajo de la empresa Botnia.Por Suerte la nación Argentina es una cuna de ciudadanos que tienen una instrucción y respeto por el medio ambiente admirable, y al adentrarse en los peligros que puede traer para la ecología litoraleña el trabajo de esa fábrica de celulosa, nuestros hermanos entrerrianos salieron descamisados y alzando la bandera a defender el patrimonio de todos.Pero la gente Uruguaya es ostentosa, vil y pendenciera, y no está dispuesta a dar el brazo a torcer ante la posibilidad de ganar un dinero que acrecentarían los fondos de su deslucido país, al que le falta mucha pintura en su ciudad capital y está lleno de gente sucia con problemas mandibulares, a razón de hablar con la boca torcida para acentuar el “Vo’” de su dialecto arrabalero.Por eso los argentinos que defienden a destajo las cristalinas aguas del Río Uruguay (Porque nuestro país vecino hasta del nombre del rió lindero al nuestro se ha adueñado), tomaron la decisión junto a organismos ecologistas como “Greenpeace”, de incendiar bosques Uruguayos que son una primordial materia prima para su economía.La decisión ya está tomada, sólo resta saber la cantidad de combustible fósil a utilizar para culminar el plan de retrucar su maléfico accionar en contra de nuestra naturaleza.

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